Llegó el gran día: 1 de mayo de 2024. ¡Por fin! Empieza mi viaje. Me he tomado un año sabático con la idea de recorrer Europa a pie durante todo ese tiempo. No hace falta ir muy lejos para encontrar lugares increíbles. Solo tengo una condición: que no haga ni mucho frío ni demasiado calor. Por eso, en primavera y verano me voy al norte —Suecia y Noruega—, y cuando llegue el otoño, pondré rumbo al sur. ¿A dónde exactamente? Todavía no lo sé. Ya lo iré descubriendo sobre la marcha.
He pasado el día entero con los últimos preparativos, corriendo de un lado a otro, pero a las 19:07 por fin subo al tren en la estación de Alkmaar Noord, rumbo a Ámsterdam. Y ahí me llevo una sorpresa preciosa: están mi padre, mi tía y mi hermana mayor para despedirse de mí. Y por si fuera poco, en la estación de Amsterdam Sloterdijk aparece mi querida amiga J. para darme un abrazo. No se me ocurre una forma más bonita de empezar este viaje.
A eso de las nueve de la noche subo al Flixbus con destino a Copenhague. Intento dormir un poco, pero nada… misión imposible. En cada parada encienden todas las luces, hacen anuncios por megafonía, y para rematar, a las 4:30 de la madrugada tenemos control de pasaportes en la frontera danesa. Pero ni eso consigue quitarme la sonrisa. Mi gran aventura ha comenzado. Y esta alegría que llevo en la cara… va a quedarse conmigo por un buen, buen rato.